Reseña de Dune de Denis Villeneuve: ¿Vale la pena?
Durante mucho tiempo, los fanáticos de la saga Dune (o Duna, como se le conoce en español) han esperado una adaptación cinematográfica que le haga honor a la obra de Frank Herbert, uno de los más grandes exponentes del género de ciencia ficción en la literatura. Esta creación ha impactado en otras grandes sagas de ciencia ficción, como lo es Star Wars, y ha sido adaptada tanto a cómics como videojuegos y series de televisión.
Cuando se anunció que Denis Villeneuve, famoso por su trabajo en Arrival (2016) o por ser el encargado de la secuela de Blade Runner, Blade Runner: 2049 (2017), tomaría las riendas de la nueva adaptación de Dune, los fans tuvieron un atisbo de esperanza, pues a pesar de que existe con el trabajo de David Lynch en la cinta de 1984 y la miniserie del 2000, que no solo adaptó el primer libro, sino que abarcó la primera trilogía entera, con la tecnología actual se podría traer a Arrakis a la vida en todo su esplendor. ¿Y quién mejor que alguien a quien se le confió la secuela de una de las películas sci-fi de culto más importantes de todos los tiempos?
¿Qué es Dune?
Antes de contarte sobre si ver la película del 2021 vale la pena o no, me gustaría hablar un poco sobre las partes que componen Dune.
Frank Herbert escribió su exitosa novela en 1965, llevándose, ese mismo año, el Premio Nébula a mejor novela de Ciencia Ficción. Un año más tarde, en el 66, se haría acreedor al Premio Hugo, ambos grandes galardones dentro de la literatura de fantasía y sci-fi.
La saga incluye las novelas Dune (1965), El Mesías de Dune (1969) e Hijos de Dune (1976) como parte de la trilogía original, que más tarde sería complementada por el autor con Dios Emperador de Dune (1981), Herejes de Dune (1984) y Casa Capitular de Dune (1985). Estas seis novelas cosecharon un éxito tal que, tras la muerte de Herbert, su hijo, Brian, y el autor Kevin J. Anderson, añadieron varias historias más: Preludio a Dune (1999-2001, trilogía), Leyendas de Dune (2002-2004, trilogía), Cazadores de Dune (2006) y Gusanos de Arena de Dune (2007).
La primera persona interesada en llevar el mundo de Dune a la gran pantalla fue Alejandro Jodorowsky, quien planeaba una épica que contaría con la participación de Orson Welles, Dalí y una banda sonora compuesta por Pink Floyd. Por desgracia, luego de dos años de pre-producción, la cinta no pudo realizarse gracias a la falta de financiamiento: les faltaba un tercio de los $15 millones de dólares necesarios para llevarla a cabo. Tiempo después, Dino De Laurentiis adquirió los derechos y solicitó que el autor escribiera un nuevo guion: durante una temporada, la adaptación de Dune pasó de mano en mano. Incluso Ridley Scott (Alien, Prometeo, The Martian) fue considerado para ocupar la silla del director.
Finalmente, el trabajo llegó a manos de David Lynch luego de que Raffaella, hija de De Laurentiis, quedara impactada por su obra The Elephant Man. Trabajando con grandes nombres de la industria, Lynch logró repetir lo sucedido con Blade Runner: producir una cinta que fue un completo desastre en taquilla y críticas, pero que más tarde se convertiría en una película de culto adorada por un nicho de los cinéfilos del mundo.
Este no sería el fin de la carrera de Dune en el cine. En el año 2008, Peter Berg y Paramount Pictures anunciaron que se encontraban trabajando en una adaptación de esta novela mucho más fiel a la obra original que lo que se había tenido hasta la fecha. Los ya mencionados Brian Herbert y Kevin J. Anderson formarían parte del equipo de consejeros; no obstante, este ambicioso proyecto quedó en el olvido.
De la mano de Legendary Pictures, Denis Villeneuve quedó a cargo de la nueva adaptación, una mirada original al texto de Herbert, desligada de la película de David Lynch de los 80s.
A pesar de que, en una entrevista, el actor Kyle MacLachlan, quien interpretó a Paul Atreides en la cinta original de Lynch, declaró que el libro podría dividirse claramente en tres partes, el plan de Villeneuve es entregarnos dos cintas que planeaba filmar al mismo tiempo, pero que, debido a los costos de producción, tuvo que trabajar por separado. Villeneuve también ha destacado su interés en adaptar El Mesías de Dune, completando así una trilogía de películas: “Hay un segundo libro de Dune, El mesías de Dune, que podría ser una película extraordinaria”, declaró para CBC Radio Canadá.
Dune: Parte Uno, ¿vale la pena?
La respuesta directa a la pregunta de “¿vale la pena ver tal o cual película?” siempre debe ser: depende de ti. Hay películas terribles que nos encantan, y otras cintas aclamadas por la crítica que terminan disgustándonos un montón. Ahora, si te gusta el género de ciencia ficción, cintas como la ya mencionada Star Wars o Star Trek, Dune es una de las películas del 2021 que no te puedes perder.
Tanto los movimientos de cámara y la composición en el encuadre, la poderosa sutileza del diseño de vestuario, la construcción de los espacios por parte del equipo de diseño de producción, como el trabajo de los editores al crear las naves espaciales y Arrakis en general, no dejan nada que desear, así que hablemos de los aspectos que me parecen los más explorables de la cinta: La trama y su complejidad, el ritmo y duración de la película.
En redes sociales me encontré con un comentario que decía que lo que Lynch cubrió en 46 minutos, Villeneuve lo contó en 3 horas. Esto te debe dar una idea del tipo de cinta al que nos enfrentamos al ir a las salas de cine: el ritmo es, en cierto modo, similar a lo que ya vimos en Blade Runner: 2049, por mencionar un ejemplo. Dune tiene un inicio aletargado, ya que Denis Villeneuve se toma su tiempo para crear una pieza semi-contemplativa con situaciones que, si bien ayudan a que la trama avance y nos introducen a un mundo de compleja política y ardides, se llegan a sentir densas y lentas. Es como si durante la primera hora, la cinta comenzara a desperezarse luego de una larga siesta.
Como sucede con otras obras literarias llevadas a la “pantalla de plata”, hay ciertos conceptos de Dune que son difíciles de convertir en imágenes (algo así sucede con El Señor de los Anillos), y, he de admitir, Villeneuve no consigue con éxito trasladar todo el trasfondo de la obra de Herbert en las dos horas y media de esta primera parte. Sin embargo, una explicación más profunda de La Voz (ese truco que Paul y su madre usan para escapar de sus captores), el Landsraad (como se le conoce al conjunto de casas nobles) o la Cofradía Espacial (encargados de los viajes por el universo) no hacen falta para poder disfrutar de la línea principal de la historia: la lucha de la casa Atreides con los Harkonnen y la leyenda de un mesías que llegará a Dune.
Con su reversión de la obra de Frank Herbert, Denis Villeneuve consiguió asestar un tanto a su favor con la construcción de su nueva cinta, que si bien, para los ávidos consumidores de los varios formatos en los que se ha presentados Dune podría resultar incompleta, no es una mala adaptación; la maestría con la que Villeneuve muestra con imágenes en lugar de contar con palabras, combinada con los impresionantes paisajes y gran elenco, lograrán que te internes en la magia de Arrakis.
Esta es una película que podremos juzgar más a detalle cuando disfrutemos de su segunda parte, que Warner Bros. ya ha confirmado, llegará en el año 2023.