Una crítica a las expectativas laborales, afectividad e idealización. Una reseña de Aggretsuko.

ALERTA: CONTIENE SPOILERS

Aunque mi graduación no fue hace mucho, una buena parte de mi carrera en la universidad la pasé en el mundo corporativo, lleno de tuppers, promociones de bebidas en restaurantes, convivencias en la oficina, chácharas con otros empleados, comida corrida y jefes odiosos; típica vida godín de becaria en la universidad.

Sé que hay muchos que han estado más tiempo en esto, y como yo, han aprendido que es un mundo que deja mucho que desear.

Nos hemos sentido varias veces desvalorizados, estancados y aburridos; merodeando en nuestras mentes aquel pensamiento que toda esa ilusión de estudiar, llegar lejos (que lo que te plantean en la universidad) es un mero sueño inalcanzable; lo único que importa es hacer feliz a tu jefe y esperar que llegue la quincena y así tu trabajo al menos sea patrocinador de cosas más agradables. Además de inevitablemente considerar en esos días, cuando no puedes aguantar la presión, carga de trabajo y el mal trato de tu jefe; renunciar, dejarlo todo, escaparte a otro lado para ganar dinero simplemente recogiendo uvas en un viñedo bajacaliforniano, comiendo quesos y bebiendo vino bajo el sol veraniego y las caricias de la brisa salada, fresca hasta el final de tus días (créanme, lo sigo considerando en la actualidad).

Y los godínez mundialmente se sienten igual…

Por lo cual, la empresa Sanrio, que creó personajes conocidos tales como Chococat, My Melody y la reconocida Hello Kitty, atrayendo particularmente a las niñas en Japón desde los 70s y que tiene la modalidad de sacar nuevos animalitos frecuentemente ahora decide idear a una adorable panda roja llamada Aggretsuko (o Retsuko de cariño), que trabaja en el departamento de finanzas en una consultora. Para que aquellas niñas que crecieron con estos personajes infantiles puedan seguirse identificando en sus creaciones y sientan que la empresa está creciendo con ellas.

Así como Sanrio le dio vida, Netflix decidió darle una voz con un anime, y no podría estar más encantada.

Retsuko, una chica de 25 años lleva una vida normal: trabaja como financiera en una consultora, tiene a su jefe (un puerco literal y metafórico) y  a sus amigos, dentro y fuera de la empresa, con los que va por unos tragos frecuentemente; tiene problemas con su mamá quien constantemente la está presionando para encontrar un novio; tiene dramas románticos, entre otras aventuras comunes. Y cuando estas le traen mucho estrés, de noche se lleva su micrófono a un karaoke, paga una renta hasta tarde y deja ir todo en varias canciones de death metal, manteniéndolo como su secreto en la serie.

Pero la serie no sólo se queda en aventuras cómicas del diario con animalitos adorables. Aggrestuko toca varios temas importantes en el mundo afectivo y laboral, la salud mental, y, además, todas las dificultades que hay por el simple hecho de ser una mujer en Japón. Todos estos representados en personajes clave que seguro hemos visto en nuestro día a día.

Ton, un jefe con mucha barba

Uno de los personajes que impacta de manera importante a nuestra Panda Roja en su productividad y manera de trabajar, es Ton. Ton es el jefe de Retsuko,  un puerco tanto en personalidad como literalmente. Es el típico jefe que pone presión a los empleados, los minimiza con insultos tanto burdos como sexistas y los manda a hacer actividades de trabajo extra y favores inapropiados que podría hacer él mismo, en especial a ella, haciéndola sentir que no importa cuánto se esfuerce, siempre va a ser menos, sin posibilidades de crecimiento. La única manera de hacerle la barba es bombardeándolo con cumplidos, como lo hace su compañera Tsunoda, una adorable venado que tiene una voz aguda e infantil para enternecer a sus superiores.

Fenneko y Haida, el dúo para chácharas godín

Dentro de la oficina, Retsuko tiene chácharas frecuentes con personas agradables. Una es  Fenneko, una fénec sarcástica y aprehensiva, stalker de redes sociales; la otra, Haida, una hiena que ha estado enamorado de Retsuko por varios años reflejando una amistad que nace por la necesidad de convivencia, no por la necesidad del querer profundizar y ser vulnerables con ellos. 

Profundizando más en Haida, él contrarresta el tropo del ‘chico amable se queda con la chica’, ya que, llegando la oportunidad en la  que puede confesar su amor, se da cuenta que no conoce a Retsuko en realidad, solo ha tenido una versión idealizada de ella en su mente, abriéndose a la oportunidad de conocerla realmente, defectos, etc. Sobre todo, no haciendo personales los múltiples rechazos de Retsuko hacia él, aunque sí demuestra celos cuando se trata de la vida amorosa de la chica.

Puko, la hija de papi

Puko es la amiga de la infancia que decide emprender y vivir de la inversión de sus padres en sus empresas fallidas. Aunque Retsuko y ella se seguían viendo, era meramente por la nostalgia y hablar de proyectos inconclusos que debían hacer en un futuro, también de una relación llena de favores. Pese a que nuestra protagonista se llenaba de emoción conversaciones fantásticas, imaginándose cómo sería el vivir más allá de su rutina diaria.

Gori y Washimi, mujeres independientes que no necesitan de nadie  (pero a veces sí) 

Gori, la directiva del departamento de mercadotecnia (una fuerte e independiente gorila), y Washimi, la asistente del director de la empresa (una elegante y estilizada grulla), son las mujeres más admiradas y respetadas de la empresa por todas sus habilidades, pero, sobre todo, por cómo visten, lo que les ha ganado el respeto y el que se les tome en serio en el mundo de los negocios. Presentándose de manera ejecutiva y con su máscara de profesionalismo, nunca habían podido profundizar y ser ellas mismas con otras personas. Sin embargo, una noche, cuando decidieron meterse en una clase de yoga, se encuentran con Retsuko, empezando una amistad profunda y pura donde realmente pueden ser ellas mismas sin necesidad de forzar nada y protegerse en caso de que una esté sufriendo. Ellas son las que durante toda la serie apoyan a la pequeña panda roja cuando algo sale mal y bien. Gori y Washimi, además de mostrarnos una amistad verdadera, nos revelan la importancia de las relaciones saludables femeninas en tus 20s.

La jefecita

La mamá de Retsuko, aunque ella viva sola, se sigue preocupando por su hija. La sigue apoyando en lo que necesite, pero la presiona en encontrar novio y casarse pronto, lo cual al final termina en hacerla reflexionar lo que quiere y espera en el futuro y su vida en general.

Tadano, chambeador pero mamón

Tadano es un chico multimillonario (y un burro literal y de personalidad), CEO de una empresa tecnológica que desarrolla una relación con Retsuko. Pero en su discernimiento de la búsqueda de lo que espera cuando se trata de una relación romántica, llega al resultado que a ella le gustaría una relación que finalice en matrimonio, mientras que a Tadano no le interesa llegar a eso, al final implicando la ruptura de su relación. Sin embargo, a nuestra pandita roja le costó mucho establecer el límite de los objetivos amorosos que tenía por miedo a perder a alguien que amaba, o más bien, el miedo de estar sola románticamente.

Establecer límites, el descubrimiento de verdaderas amistades, romance y uno mismo, el estrés laboral, las restricciones culturales del ser mujer, la aceptación total de su persona, son algunas cosas que les aportan estos personajes a Retsuko. 

Al final de la serie, teniendo aventuras comunes y otras que son tan dramatizadas que parecieran salidas de un dorama, Retsuko, llega a una conclusión igual de importante que las que mencioné anteriormente. A veces no sueñas con llegar a cambiar al mundo; a veces no sueñas con llegar lejos; a veces, aunque se te presente una oportunidad extraordinaria o simplemente porque tu realidad no lo permite en ese entonces, muchas veces quedarás orgulloso en la manera rutinaria en la que vives e ir poco a poco creciendo a tu manera, contrapesando la cultura que nos empuja al sentirnos que no estamos dando el ancho y presionarnos para nunca estar satisfechos, siempre creer que debes todo el tiempo escalar más y más arriba.

Aunque varias referencias culturales no las entendí al ver la serie en japonés, me encontré muchas veces reflejada en Retsuko, en su vida en la oficina y reflexionar que yo también tengo Tons, Tsunodas, Pukos, Haidas, Fennekos, Goris, Washimis, Tadanos y demás en mi vida que me han impactado de alguna manera, viviendo y aprendiendo de las aventuras que me han tocado compartir con ellos; tristemente sin el factor adorable.

Algo interesante sobre la utilización del death metal en la serie, es que según Yeti (uno de los creadores) la razón de su usanza fue porque los quejidos de las personas en especial en el trabajo le recordaban a los gruñidos y gritos graves del género musical y en lo personal sí pienso que fue importante para transmitirnos la frustración de la vida en general de nuestra pandita roja.

Dicen que los doblajes reflejan la cultura corporativa de los hablantes de los países que representan los idiomas. Ya les contaré si el doblaje en español mejoró mi experiencia para relacionar mi identidad cultural con este personaje.